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11 dic 2020
Autor(es): M.ª Luisa Sillero Almazán, Sixto Rodriguez Riveriego y Ricardo Alarcón RoldánNº 78 Año(s): 2020Sección: Colaboración técnicaSubsección: Sanidad forestalObservaciones: Páginas 66-69
Las dehesas representan un agroecosistema único en la península ibérica, fruto de un manejo ancestral del arbolado, los pastos y la ganadería, que ha permitido llegar hasta nuestros días un paisaje y una actividad agrícola y forestal característica de numerosas comarcas y provincias españolas y portuguesas. Como sistema agrario y forestal, la dehesa se ha caracterizado secularmente por su carácter multiproductivo, obteniéndose un conjunto muy diverso de bienes. A una base fundamentalmente ganadera se le suman las producciones cinegéticas, de corcho, bellota, leña, etc. Desde hace tiempo se tiene conciencia de que la dehesa no se limita a producir bienes y servicios comerciales. La protección del suelo frente a la erosión, el almacenamiento y secuestro de carbono, el servir de hábitat para la biodiversidad o su dimensión paisajística y cultural son aspectos de gran relevancia que gozan cada vez de un mayor reconocimiento y valoración. En Andalucía las formaciones adehesadas ocupan en torno a 1,2 millones de hectáreas en casi cien municipios de nuestra comunidad, y unas 14.000 explotaciones donde se gestiona una cabaña ganadera de más de 3 millones de cabezas de ganado ovino, bovino, caprino y porcino, lo que da una idea de la importancia económica, ambiental y social de este sistema agrosilvopastoral. Sin embargo, la dehesa no está exenta de amenazas que ponen en riesgo su futuro y el de las personas que las habitan y se dedican a su aprovechamiento. El decaimiento forestal asociado al cambio global, la falta de regeneración del arbolado y los problemas fitosanitarios son algunas de estas amenazas a las que debemos hacer frente.
EL PROBLEMA DE LA “SECA”
En las últimas décadas del siglo XX se empezó a observar la aparición de un número elevado de ejemplares de encinas y alcornoques vegetando con dificultad, y que con frecuencia acababan muriendo. Esta situación se englobó bajo el término “seca”, entendido como un estado del arbolado en el que, sin entrar a determinar su origen, se aprecia un deterioro que puede acabar en su muerte.
Con el paso del tiempo, la “seca de los Quercus” se ha convertido en un término coloquial asociado a un tipo de daño que afecta al arbolado de las dehesas y otros montes de especies del género Quercus (alcornocales y encinares densos), y que se caracteriza por mostrar un desarrollo vegetativo defi ciente, lánguido, moribundo o, llegado el caso, muerto. Este progresivo deterioro y muerte de árboles, junto con la falta de regeneración del arbolado, son motivos de honda preocupación social, tanto en Andalucía como en el resto de su ámbito de distribución en España y Portugal, que trasciende la vertiente productiva o ambiental de la dehesa.
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