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22 jun 2022
Autor(es): Lluís Coll (UdL-CTFC), Teresa Cervera (CPF), Míriam Piqué (CTFC), Asier Larrañaga (Bombers de Catalunya), Aitor Ameztegui (UdL-CTFC), Teresa Baiges (CPF) y David Guixé (CTFC)Nº 83 Año(s): 2022Sección: Viaje técnicoSubsección: 8º CFEObservaciones: Páginas 92-97
El pino laricio (Pinus nigra subsp. salzmannii) es la especie que domina los bosques submediterráneos del NE de la península ibérica, ocupando en Cataluña unas 140.000 ha (el 12 % de la superficie forestal), de las cuales 65.000 ha son masas mixtas. La mayor parte de estos bosques se localizan en los Prepirineos (Cataluña Central) en fincas forestales de propiedad privada (Figura 1).
En el pasado, la gestión de los bosques de laricio se centraba en la obtención de una amplia gama de productos (leñas, madera, pastos), lo cual generaba una estructura de bosque con un sotobosque escaso y un dosel abierto con árboles de copas altas. Las especies del género Quercus y otras especies de frondosas presentes se utilizaban como leña, y solo unos pocos robles o encinas se mantenían en zonas de pasto como complemento de alimentación y sombra. En general, los pinos también presentaban grandes portes para disponer de buena madera. La estructura resultante presentaba poca vulnerabilidad a los incendios por falta de combustible y por las distancias entre estratos. Este sistema, generado por la acción humana, estuvo presente en el paisaje durante largo tiempo en muchas zonas forestales del Prepirineo.
Los cambios socioeconómicos de mediados del siglo XX se traducen en un cambio en el sistema de gestión de los bosques, que se orienta, en general, hacia acciones de menos intensidad y centradas en la obtención de determinados productos. En el caso del Pinus nigra Arn. subsp. salzmanii var. pyrenaica, dominante en Cataluña, su fuste cilíndrico y la facilidad de impregnación hacen que esta variedad sea particularmente interesante para la industria de los postes. Por ello, a partir de cierto momento se centra la gestión en el pino dejando de lado las especies del género Quercus, que progresivamente se van expandiendo bajo el dosel de copas del pino. Por otra parte, la extracción de pinos para madera suele realizarse con criterios tecnológicos individuales y con pocas acciones de mejora de la masa, por lo que se generan estratos de pinos con problemas de vitalidad, crecimiento y regeneración. Durante décadas la especie se gestiona mediante cortas diamétricas, extrayéndose cada 10-15 años aquellos pies que alcanzaban un determinado diámetro (de aproximadamente 25 cm). Este tipo de gestión, que comportaba la corta de los ejemplares más vigorosos y de mejor porte, favorece la formación de estructuras de bosque más o menos irregularizadas, con mayor carga de combustible, menores discontinuidades y mayor densidad arbórea. Estas estructuras eran muy susceptibles de generar grandes incendios forestales devastadores. De hecho, una parte importante de los bosques de pino laricio de la Cataluña central fueron gravemente afectados por dos grandes incendios forestales, en los años 1994 y 1998, que quemaron 24.300 y 13.900 ha, respectivamente. El pino laricio no está adaptado a este tipo de incendios (aunque sí a los fuegos recurrentes de baja intensidad). Su estrategia de regeneración no le permite recuperar espacios a corto plazo, pues depende de la supervivencia de grupos de arbolado adulto para iniciar una expansión progresiva.
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