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19 dic 2017
Autor(es): María Amelia González Gerpe y Óscar Galcerán GonzálezNº 69 Año(s): 2017Sección: Colaboración técnicaObservaciones: Páginas 52-59
Este estudio aborda la situación de los montes y bosques en el concejo de Carreño (Asturias) en la Edad Moderna. El siglo XVII fue una época de avances, y aunque existía un nuevo concepto de hombre y naturaleza, pervivían las prácticas tradicionales de aprovechamiento de los recursos forestales que daban respuesta a las necesidades de consumo doméstico, ganadería, siderurgia, construcción naval, etc. Estos usos intensivos provocaron un retroceso progresivo de las superficies arboladas. La deforestación intentó corregirse a través de plantíos, viveros y ordenanzas que emanaron de la Corona. Palabras clave: Carreño, bosque, deforestación, repoblación.
El Concejo de Carreño está englobado en la región medioeuropea y, dentro de esta, en la franja mesotemplada o piso colino, que se caracteriza por ocupar la España templada, a una altitud que va de 0 a 400 m. Situado en el centro de la zona costera de Asturias, tiene una superficie de unos 67 kilómetros cuadrados, y se encuentra limitado por Corvera, al oeste; con Gozón y el mar Cantábrico al norte; con el mar Cantábrico y Gijón al este, y con Gijón de nuevo al sur. Su capital es la villa de Candás, y sus núcleos más poblados son la propia villa de Candás, La Granda, La Matiella y Rebollada. Se encuentra dividido en doce parroquias, originarias del siglo XIII, que no han sufrido modificaciones desde entonces.
El concejo no tiene grandes alturas. Su relieve es el típico de la zona central asturiana, con pequeñas lomas y valles que se suceden paralelamente en dirección SO-NE, y que discurren, de norte a sur, por todo el territorio de Carreño, desde el valle de San Zabornín y El Regueral, barrio de Candás, hasta el monte Areo. La única excepción es la franja occidental del concejo, ocupada por el amplio valle del río Tabaza, tributario de la ría de Avilés.
Los montes tenían una triple utilidad para su aprovechamiento: agrícola, pastoril y forestal.
A. Aprovechamiento agrícola
Las Reales Ordenanzas de 1659 permitieron roturar espacios en el monte por un periodo de cuatro años, y se reglamentó la forma de realizar su aprovechamiento. Las roturaciones arbitrarias mediante cierres en el resto de los terrenos comunales no desaparecieron, y a ellas se acompañó la apropiación indebida y fraudulenta. Su explotación exigía mucho esfuerzo, ya que cada vez que había de ser puesto en cultivo había que volverse a roturar. Por el carácter de terrazgo colectivo, el trabajo era también frecuentemente colectivo: acordado por el concejo el espacio a roturar, todos los vecinos llevaban sus ganados a pastar un cierto tiempo. Con ello se pretendía, además, abonar el terreno, y limpiarlo de matas con el pisoteo de las vacas y el ramoneo de las cabras. El terrazgo de monte se convirtió en una prolongación del verdadero espacio cultivado. Tuvo carácter de generalidad en toda Asturias, puesto que todas las aldeas contaron con varios pagos destinados a este fin; y Carreño no fue ajeno a tal fenómeno.
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Articulos de Foresta
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