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La Gran Nevada y su impacto en el arbolado urbano

Pág. 02 - EDITORIAL

Pág. 04 - APUNTES

Pág. 24 - OPINIÓN DE ACTUALIDAD. LOS EFECTOS DE LA BORRASCA FILOMENA SOBRE LA GESTIÓN DEL ARBOLADO URBANO Y FORESTAL

Pág. 36 - COLABORACIONES TÉCNICAS

Pág. 60 - REPORTAJE FOTOGRÁFICO

Pág. 64 - LA PÁGINA DE...

Pág. 66 - LITERATURA Y MEDIO NATURAL

Pág. 72 - PINCELADAS DE VIDA

Pág. 76 - NOTICIAS FORESTALES Y DEL COLEGIO

Autor(es): Enrique García Gómez
Nº 79 Año(s): 2021
Sección: Colaboración técnica
Observaciones: Páginas 36-43

La primera quincena de 2021 vino acompañada de un episodio meteorológico de fuertes nevadas y ola de frío, algo inusual por sus valores, que prácticamente no tiene equivalentes desde que existen registros fiables. Estos eventos provocaron un daño terrible sobre el arbolado urbano. El análisis de sus consecuencias debe servir para reflexionar acerca de la elección de especies y variedades y la gestión que se ha realizado hasta ahora.

INTRODUCCIÓN

Los árboles que plantamos en las ciudades son nuestros vecinos vegetales, callados pero vigilantes. En la mayor parte de los casos los condicionantes ecológicos bajo los que vegetan distan mucho de parecerse a los que reinan en sus hábitats naturales. La isla de calor de las ciudades, la pavimentación de la mayor parte de las superficies, la compactación de los suelos, la mala calidad de estos, las innumerables infraestructuras y canalizaciones tanto aéreas como subterráneas, la contaminación provocada por coches, calefacciones, industrias… modifican y alteran negativamente las condiciones del hábitat original. Si bien no siempre esas modificaciones son negativas para los árboles, pues algunos de ellos pueden desarrollarse mejor en el interior de las ciudades que en el entorno inmediato, a merced de las inclemencias atmosféricas, sobre todo por el agua segura que, a menudo, obtienen en las urbes –tanto por riegos directos como por fugas de conducciones subterráneas de aguas–.

El arbolado urbano se convierte, cada vez más, en el único que observa una buena parte de las personas, pues paulatinamente la población mundial es más urbana y, por lo tanto, se encuentra alejada del medio natural. Se estima que hoy la mitad de la población mundial es urbana y la otra mitad rural, pero, según las previsiones, para 2050 el 70 % de la población vivirá en las ciudades.

Los árboles son magníficos filtros para los contaminantes urbanos y las pequeñas partículas en suspensión. Por sí solos y por la fauna y flora asociada aumentan la biodiversidad urbana. Bajo ellos en verano puede bajar la temperatura ambiente entre 2 y 10 ºC. Pasar tiempo cerca de los árboles mejora la salud física y mental, incrementando los niveles de energía, a la vez que desciende la presión arterial y el estrés. Los árboles colocados de manera adecuada en torno a los edificios pueden llegar a reducir las necesidades de aire acondicionado hasta en un 30 % y ahorrar un 20 % de calefacción. Pueden absorber hasta 150 kg de CO2 al año, secuestrar carbono y, por lo tanto, mitigar el cambio climático. La presencia de árboles destacados o de grupos de árboles puede, incluso, aumentar el valor de un inmueble hasta un 20 %.

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