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Interés ambiental y cultural del chopo cabecero en el sur de Aragón

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Pág. 04 - APUNTES

Pág. 18 - ENTREVISTA

Pág. 22 - OPINIÓN DE ACTUALIDAD. LOS TRASMOCHOS A DEBATE

Pág. 36 - COLABORACIONES TÉCNICAS

Pág. 72 - REPORTAJE FOTOGRÁFICO

Pág. 88 - LA PÁGINA DE...

Pág. 92 - NOTICIAS FORESTALES Y DEL COLEGIO

Pág. 95 - AGENDA

Autor(es): Chabier de Jaime Lorén
Nº 70 Año(s): 2018
Sección: Opinión de actualidad
Subsección: Los trasmochos a debate
Observaciones: Páginas 30-31

Entre los siglos XIV y XIX la economía de las Tierras Altas de Teruel se especializó en la producción de lana. Este producto era destinado tanto a la exportación como, sobre todo, a una industria textil autóctona que llegó a ser muy importante. Desde el Medievo, miles y miles de ovejas llevan pastando, año tras año, los montes y los valles de esta parte de la Cordillera Ibérica.

Los bosques originales se transformaron en pastos y en tierras de labor, mientras iban surgiendo acuciantes problemas para sus gentes. Por una parte estaba la necesidad de leña para su uso como combustible, un problema que no se resolvió. Tras la tala de los árboles siguió la de los arbustos, creándose, con el tiempo, los paisajes deforestados que pueden verse actualmente en estas montañas.

Por otra parte existía una falta de madera de obra para la construcción de edificios. La solución a este problema fue plantar chopos en las riberas y hacerlos trasmochos, los denominados chopos cabeceros. El desmoche regular proporcionaba las necesarias vigas, gracias a que el rebrote de los vástagos en la cabeza del árbol se producía lejos del acceso del diente del ganado que pacía en su entorno. Una inteligente solución para compatibilizar la ganadería extensiva y la producción forestal. Como complemento, las ramas menores obtenidas servían como combustible doméstico o en los hornos locales. Las hojas también se aprovechaban como forraje, junto a los fértiles pastos de las dehesas fluviales en las que crecían estos árboles.

Este modelo de gestión tradicional conseguía varios fines: ganar terreno para el cultivo a costa del soto fluvial, reducir el consumo global de agua, obtener bienes y canalizar el río. Desde hace siglos los chopos cabeceros forman parte de un modelo de organización del espacio agrario.

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