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El pino piñonero en plantaciones agronómicas, ¿futuro o presente para satisfacer la demanda de piñón?

Pág. 02 - EDITORIAL

Pág. 04 - APUNTES

Pág. 22 - OPINIÓN DE ACTUALIDAD. EUROPEAN GREEN DEAL Y RECUPERACIÓN VERDE POSTCOVID-19

Pág. 43 - OPINIÓN

Pág. 46 - COLABORACIONES TÉCNICAS

Pág. 70 - REPORTAJE

Pág. 78 - LA PÁGINA DE...

Pág. 82 - PINCELADAS DE VIDA

Pág. 86 - LITERATURA Y MEDIO NATURAL

Pág. 94 - NOTICIAS FORESTALES Y DEL COLEGIO

Autor(es): Sven Mutke
Nº 77 Año(s): 2020
Sección: Apuntes
Observaciones: Páginas 6-7

En 2014 revisamos en un artículo de Foresta (Iglesias et al., 2014) las perspectivas de las plantaciones clonales de Pinus pinea para la producción de piñón comestible, un fruto seco gourmet; dos años después el INIA publicó una guía técnica sobre el establecimiento de plantaciones injertadas (Guadaño et al., 2016); y hace dos años Montero (2018) revisó también en Foresta los grandes números de esta especie forestal (superficie por países, producción de piña para diferentes regiones españolas, etc.). Pero ¿qué sabemos del pino piñonero como cultivo
frutícola en el mundo?

Hasta la década de 1980 la especie no alcanzaba las 50 mil ha de superficie forestal ni en el Alentejo portugués ni en la zona egea de Turquía. Desde entonces casi se ha cuadruplicado su presencia en ambos países, sobre todo desde principios del siglo XXI, gracias al aumento de las plantaciones de particulares para producción de piñón. En España, por el contrario, el aumento de la superficie de esta especie a lo largo del siglo XX, desde menos de 200.000 ha a casi 500.000 ha en la actualidad, se ha debido sobre todo a forestaciones para restauración de la cubierta arbórea, realizadas bien por el Estado, bien en el marco de la PAC desde 1993.

En estas forestaciones se retrasaron con frecuencia los tratamientos selvícolas intermedios, llevando a densidades elevadas para excluir la vegetación heliófila, pero poco favorables para el desarrollo de copas vigorosas productoras de piña.

Por ello, no es de sorprender que en España la producción media de piña por hectárea sea mucho menor que en el Alentejo portugués o el Egeo turco, que cuentan además con climas costeros menos áridos. Si no cambian las tendencias, es probable que España quede relegada definitivamente de los primeros puestos en producción de piñón, una vez que en estos dos países entren en producción estas más de 250.000 hectáreas de nuevas plantaciones, realizadas con un marco amplio y con un enfoque agronómico, algunas de ellas injertadas, e incluso regadas o fertirrigadas.

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