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Bellotas probióticas para alimentar el mundo

Pág. 02 - EDITORIAL

Pág. 04 - APUNTES

Pág. 28 - ENTREVISTA

Pág. 34 - OPINIÓN DE ACTUALIDAD. LA BELLOTA: PRODUCCIÓN, DOMESTICACIÓN, INJERTOS, CALIDAD Y NUEVOS PRODUCTOS PARA CONSUMO HUMANO

Pág. 70 - COLABORACIONES TÉCNICAS

Pág. 86 - PUBLIRREPORTAJE

Pág. 90 - RINCONES NATURALES

Pág. 102 - NOTICIAS FORESTALES Y DEL COLEGIO

Pág. 103 - AGENDA

Autor(es): Miguel Ángel Llorente
Nº 84 Año(s): 2022
Sección: Opinión de actualidad
Subsección: La bellota: producción, domesticación, injertos, calidad y nuevos productos para consumo humano
Observaciones: Páginas 58-59

Seguramente hemos escuchado los términos alimento probiótico o comida probiótica de los que tanto se habla últimamente y que se refieren a alimentos fermentados de distintas formas que contienen poblaciones de microorganismos beneficiosos para nuestra flora intestinal y por tanto benefician a nuestro sistema inmunológico y nuestra salud física y mental. 

Habría que añadir que dichos alimentos, al estar predigeridos por los microorganismos que participan en la fermentación, son más digeribles y fáciles de asimilar para nosotros que dicho alimento antes de producirse la fermentación. Un ejemplo bien conocido es el de la leche y el yogur, donde el yogur, que es leche fermentada, se digiere y se asimila mejor. 

Y ahora vamos con la bellota, ese alimento tan nutritivo y abundante, presente en los cinco continentes y en cualquier tipo de clima, y que ha hecho al jamón ibérico mundialmente conocido por la calidad de la carne de los animales que comen este fruto. 

Es probable que si le dices a alguien que la bellota es un alimento apto para humanos su cara sea de sorpresa, duda o incluso desprecio, a no ser que se trate de alguna persona de cierta edad que haya crecido en un entorno rural y haya comido bellotas dulces asadas al igual que las castañas. 

También se percibe cierta vergüenza al reconocer que la gente comía bellotas, ya que culturalmente ha sido relegada a “comida de animales” por muy diversas razones que no cabrían en este escrito, sin ningún argumento coherente. Como mucho te dirán que son amargas y no se pueden comer porque “dicen” (no sabemos quién lo dice) que no son buenas por ser amargas, que son venenosas, o cualquier otra leyenda rural. 

Es verdad que los taninos de las bellotas en dosis altas pueden ser ligeramente tóxicos para las personas, al igual que muchos antinutrientes y compuestos de semillas y frutos secos que consumimos habitualmente, aunque no se nos alerta tanto de eso.


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