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Nicolás Ruiz (Espintapájaros). Lo que el ojo no ve

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Autor(es): Ismael Muñoz Linares
Nº 87 Año(s): 2023
Sección: Pinceladas de vida
Observaciones: Páginas 138-141

Nicolás es algecireño de nacimiento pero su identidad emocional vuela como las gaviotas por todo el Estrecho de Gibraltar, “porque soy un enamorado de esta tierra, vivo defendiendo el parque natural”. Sus obras y exposiciones llevan siempre el mensaje “trabajando por, para y desde el Estrecho”. Pinta “desde siempre”, primero como aficionado, después como profesional autodidacta, pero desde el inicio con la naturaleza del Estrecho como motivo pictórico, influido profundamente por los cuadernos de campo de Félix Rodríguez de la Fuente. “La naturaleza y su conservación es lo que me motiva a expresarme”. 

Como a muchos ilustradores de su generación, el trabajo del idolatrado naturalista fue la puerta de conocimiento a una naturaleza de la que se enamoraron al instante. “Recuerdo de crío que en la clase había un profesor que coleccionaba los fascículos de fauna y tiraba las portadas cuando los iba a encuadernar. Cuando él salía de clase yo iba detrás para recogerlas”. 

Aquellos fueron sus primeros dibujos. “La clave para ser ilustrador o pintor de naturaleza es la práctica, dibujar y dibujar. Y la pasión por la naturaleza, que te permite dedicarle muchísimas horas. Prueba y error en un 80 %, el resto es que te fijes y aprendas de distintas técnicas”.

Si una pata de la ilustración está en dibujar y dibujar, la otra está en el campo, en lo que ves y en lo que vives. “Un ilustrador de naturaleza que se precie tiene que conocer los movimientos del animal, como come y se relaciona con los demás, y los escenarios en los que se mueve. Y eso tienes que verlo tú y empaparte de ello”. 

Su proceso de trabajo parte siempre de la observación, de sus paseos por la costa, de sus salidas al campo con el caballete o el cuaderno de dibujo. “Tomo todos los trazos que puedo del animal al natural. Si se trata de pintura acrílica sobre lienzo, monto mi caballete y tomo todo lo necesario del escenario, porque no se mueve. Después en el estudio, termino de dibujar los detalles del animal del que he tomado los trazos. Cuando estás en el campo te fijas en lo que te llama más la atención. Aunque no tomes el detalle perfecto de una pluma sí te traes el color específico que tiene en ese lugar, o su postura. Después te puedes apoyar en fotografías o dibujos de otros individuos para perfilar exactamente el detalle, pero lo más importante te lo traes tú del campo”.


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