Pág. 02 - EDITORIAL
Pág. 04 - APUNTES
Pág. 24 - ENTREVISTA
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Pág. 48 - COLABORACIONES TÉCNICAS
Pág. 90 - LITERATURA Y MEDIO NATURAL
Pág. 94 - PINCELADAS DE VIDA
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El melojo o rebollo (Quercus pyrenaica) es un roble que se desarrolla sobre suelos ácidos (rara vez dolomías o calizas descalcificadas1), con unos requerimientos hídricos un poco más elevados que otras especies típicamente mediterráneas, por lo que se desarrolla en territorios submediterráneos, en altitudes medias (800-1.600 m); ocasionalmente aparece en altitudes inferiores, en fondos de valle donde compensa la humedad climática con la edáfica.
Los melojares constituyen los bosques de frondosas espontáneas más extendidos de España después de los encinares. Sin embargo, se trata también de una de las formaciones más degradadas y en peor estado de conservación2 debido a su uso ancestral, como sesteaderos de ganado y, sobre todo, para la obtención de leña y la producción de carbón, habitualmente mediante cortas a matarrasa. Estos usos humanos han favorecido las formaciones monoespecíficas frente a los bosques mixtos de melojo, y han producido un dominio de chirpiales frente a brinzales, con una regeneración por semilla muy escasa.
Con el abandono de los usos tradicionales en los melojares, en gran medida por la generalización del gas butano y por la despoblación rural, se produjo una recuperación de estos bosques, gracias a la capacidad del melojo para rebrotar de cepa y raíz; el volumen de madera de esta especie se ha multiplicado por 3,7 entre 1975 y 2014 3. Sin embargo, muchas de estas formaciones, explotadas tradicionalmente en monte bajo, presentan actualmente problemas de envejecimiento y competencia. Los resalveos de conversión a monte alto han favorecido la reducción de la competencia, pero no han logrado un rejuvenecimiento de las masas, ya que existe una falta de regeneración por semilla. También hay un síndrome de agotamiento
del rebrote4, que hace cada vez más difícil la regeneración.
A estos problemas se suma el calentamiento global. Todos los escenarios climáticos apuntan a una futura reducción de la superficie ocupada por los territorios submediterráneos, que afectará a los melojares. Para los escenarios RCP 6/8.5 estos territorios desaparecerían del Prepirineo, cordilleras costeras catalanas y sistemas Bético y Penibético en 2080 (Fig. 1)5. Las especies submediterráneas, en especial el melojo, sufrirán previsiblemente un fuerte declive, mientras que las típicamente mediterráneas se verán menos afectadas6; las restricciones de humedad amenazarán la sostenibilidad del melojo en zonas de baja altitud por debajo de los 40º de latitud7, considerándose una especie amenazada por el cambio climático en lugares como Castilla-La Mancha8 o la provincia de Salamanca9.
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