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Las plagas de topillo campesino en Castilla y León: el conflicto con las especies cinegéticas y la conservación de la biodiversidad

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Pág. 103 - REDES FORESTALES

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Autor(es): Javier Viñuela Madera
Nº 73 Año(s): 2019
Sección: Colaboración técnica
Observaciones: Páginas 84-89

El topillo campesino ha invadido recientemente el valle del Duero, generando explosiones demográficas cíclicas que causan daños a cultivos y problemas sanitarios, como dispersión de la tularemia. Los grandes cambios en el paisaje y el modelo de gestión agraria parecen estar detrás del proceso de invasión y de la generación de plagas de alta densidad. Se han utilizado dos técnicas de control de plagas principales: rodenticidas anticoagulantes y quema de linderos, hábitat de primordial importancia para esta especie, pero también para la biodiversidad del medio agrario en general. Ambas técnicas tienen un alto impacto ambiental y una eficacia cuando menos dudosa, y podrían ser incluso contraproducentes a largo plazo, al afectar negativamente a los depredadores naturales del roedor. El futuro pasa por un control integrado y con base ecológica mediante la gestión del hábitat a escala de paisaje, buenas prácticas agrarias, una correcta planificación de cultivos y otras técnicas de control alternativas o complementarias.

Palabras clave: Topillo campesino; Castilla y León; plagas;

IMPORTANCIA SOCIOECONÓMICA DE LAS PLAGAS DE TOPILLO CAMPESINO EN CASTILLA Y LEÓN

Las plagas de roedores son un serio problema para la producción agraria a nivel mundial (Stenseth et al., 2003). El topillo campesino (Microtus arvalis) esta considerado el vertebrado más dañino para la agricultura en Europa (Jacob y Tkadlec, 2010). Este roedor ha colonizado recientemente los medios agrarios del valle del Duero, una rápida invasión bien registrada en el mundo científico (González et al., 1995, Luque et al., 2013; Fig. 1). Hasta finales de los años 70 del siglo pasado estaba considerada una especie montana de la mitad norte peninsular, pero no se conocían poblaciones en las zonas bajas de los valles del Duero y Ebro (Rey, 1973). Tan pronto como la presencia del topillo empezó a registrarse en medios agrarios del valle comenzaron a ocurrir las explosiones demográficas que causan daños a cultivos (Delibes, 1989) y que suelen tener carácter cíclico regular, con bruscas disminuciones naturales tras la fase de explosión (Luque et al., 2013)

Algunas cifras obtenidas en Castilla y León ilustran sobre la magnitud socioeconómica de este problema:

– Los daños agrarios causados por esta plaga en 2007 en Castilla y León fueron estimados en varias decenas de millones de euros (Olea et al., 2009; Jacob y Tkadlec, 2010).
– La superficie agraria que puede ocupar la plaga en los periodos de máxima densidad se mide en centenas de miles de hectáreas (González et al., 1995, Luque et al., 2013), afectando a todas las comarcas agrarias del valle del Duero en las nueve provincias de la comunidad autónoma.
– En un año de plaga la densidad de topillos puede ser más de 100 veces superior a la de un año de mínimos, llegándose a densidades de más de 1.000 topillos/ha en hábitat agrario óptimo (Delibes, 1989; Vidal et al., 2009). Se han llegado a registrar más de 2.000 topillos/ha en Europa central.
– La lucha contra la plaga de 2007 supuso una inversión de al menos 24 millones de euros con cargo al erario público nacional y autonómico (Jacob y Tkadlec, 2010), a lo que habría que añadir una cantidad no evaluada de inversión realizada por particulares.

Además, los topillos campesinos pueden ser portadores de múltiples enfermedades (González y Villate, 2007), entre las que cabe destacar la tularemia; los topillos son dispersores de la enfermedad durante las explosiones demográficas (Vidal et el., 2009; Luque et al., 2015).

 

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