ESPECIAL SANIDAD FORESTAL

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La grafiosis de los olmos: situación actual

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Autor(es): Luis Gil
Nº 78 Año(s): 2020
Sección: Colaboración técnica
Subsección: Sanidad forestal
Observaciones: Páginas 50-54

En 1979, con la introducción y posterior expansión de la enfermedad de la grafiosis agresiva de los olmos, se produjo la muerte de millones de olmos. En 1986 se inició el Programa de Mejora Genética de los Olmos Ibéricos, que se localizó en el Centro Nacional de Mejora Genética Forestal (CNMGF) de Puerta de Hierro (Madrid). En 2013 se catalogaron cinco Ulmus minor tolerantes a la grafiosis. En otra línea de trabajos se demostró que Ulmus laevis era un olmo autóctono en la Península, uno de sus refugios durante las glaciaciones. En la actualidad se trabaja en una segunda generación de clones, obtenida de un ensayo de cruzamientos controlados que mejora la tolerancia de los parentales, así como en la búsqueda de nuevos genotipos en campo y en inocular plantas in vitro para priorizar genotipos candidatos antes de su evaluación en parcelas de inoculación para comprobar su tolerancia a la enfermedad. La búsqueda de una vacuna es otra de las líneas
de trabajo.

INTRODUCCIÓN

En 1978 entra en España una segunda pandemia de la enfermedad del olmo holandés (DED), denominada grafiosis agresiva (Ceratocystis novo-ulmi), que provocó la mortandad de los olmos supervivientes de la primera introducción (Pajares y Gil, 1985), causando alarma social por ser árboles de referencia en sus lugares. Cientos de miles de olmos de grandes dimensiones murieron por toda la geografía española, sobre todo por la abundancia de un genotipo, denominado clon ‘Atinio’ (Gil et al., 2004), con más de 2000 años de antigüedad. Este clon fue introducido por el hispanorromano Columela cuando los viñedos eran plantaciones de olmos a los que se unían cepas trepadoras. Este uso se abandonó al usar cepas bajas, pero por su frondosidad y crecimiento el clon alcanzó gran difusión por toda España, llegando a suponer cerca del 60 % de nuestros olmos en los años en que apareció la grafiosis agresiva. Su valor ornamental, su adaptación a los suelos compactos y su capacidad de soportar sequías estivales hicieron que los olmos tuvieran una estrecha relación con el hombre. Su presencia era general, como señalaba el agrónomo Herrera (1515) en su Agricultura General:

[…] son los alamos negros de dos maneras, unos que suben altos y derechos, y otros que se estienden en ramas, quales los suele aver en plazas de Iglesias, y otros lugares, mayormente en las aldeas, y aun allí se juntan los labradores, a mentir los dias de fiestas […]

La mortandad llevó al ICONA a establecer en 1986, junto con la ETSI Montes de Madrid, un programa para el mejoramiento genético de los olmos frente a la enfermedad de la grafiosis, aún activo gracias al apoyo de las sucesivas administraciones forestales. Los resultados permitieron un mejor conocimiento de la biología de los agentes implicados y de su relación con el hombre (Gil y García-Nieto, 1990; Fuentes-Utrilla et al., 2004), y que dos especies, apenas conocidas por las generaciones actuales y en peligro de extinción, cuenten con un futuro prometedor.

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