Pág. 02 - EDITORIAL
Pág. 04 - APUNTES
Pág. 20 - ENTREVISTA
Pág. 26 - OPINIÓN DE ACTUALIDAD. RESTAURACIÓN HIDROLÓGICO-FORESTAL
Pág. 44 - ESPECIAL REDFORESTA 2019 ARBOLADO URBANO
Pág. 58 - COLABORACIONES TÉCNICAS
Pág. 90 - LA PÁGINA DE...
Pág. 94 - PINCELADAS DE VIDA
Pág. 98 - LITERATURA Y MEDIO NATURAL
Pág. 101 - NOTICIAS FORESTALES Y DEL COLEGIO
Pág. 104 - AGENDA
Las inundaciones que se produjeron en distintos municipios del Levante español durante el mes de septiembre han vuelto a llamar la atención sobre varios hechos indiscutibles.
El primero, que cada cierto tiempo sufrimos episodios de lluvias fuertes o torrenciales que afectan con mayor o menor gravedad a las personas y sus bienes. En los últimos 55 años, según el Catálogo Nacional de Inundaciones de Protección Civil, han muerto en España 1.620 personas por inundaciones; la del 23 de septiembre de 1962 en la provincia de Barcelona fue la más grave, con 973 fallecidos.
El segundo, la invasión de las zonas inundables por todo tipo de construcciones públicas y privadas; ha sido una constante a lo largo de nuestra historia. Según los datos de los mapas de riesgo elaborados por las confederaciones hidrográficas, en España hay 710.000 personas en zonas de alto riesgo de sufrir inundaciones.
El tercero, la escasa preparación que, en líneas generales, tiene la sociedad para hacer frente a estos riesgos, adaptarnos a los cambios y reducir la peligrosidad.
El cuarto, el escaso valor que de unas décadas a esta parte se le ha dado a la restauración hidrológico-forestal como herramienta de gestión del territorio capaz de reducir los riesgos y la peligrosidad.
Un paradigma que es preciso superar es entender los desbordamientos como una “maldición”. Las crecidas y los desbordamientos son procesos naturales asociados a los cauces, más aún en regiones como la mediterránea, con un régimen pluviométrico irregular. Los conflictos surgen cuando se alteran los cauces, y cuando se establecen intereses urbanísticos o productivos en las llanuras inundables.
Los escenarios climáticos que dibujan los estudios científicos no son precisamente halagüeños; muchos de ellos apuntan a una mayor irregularidad en las precipitaciones y a periodos de retorno menores para los episodios de mayor intensidad. Ante estos escenarios las soluciones clásicas basadas en obras “duras”, como encauzamientos, escolleras o motas, o más modernas pero igualmente estáticas como son muchas actuaciones de bioingeniería, no pueden ser las soluciones dominantes, y menos aún las únicas, sobre todo cuando se ha demostrado su incapacidad para solucionar por si solas los efectos de las inundaciones.
Al elegir "Aceptar todas las cookies", acepta el uso de cookies para ayudarnos a brindarle una mejor experiencia de usuario y analizar el uso del sitio web. Al hacer clic en "Ajuste sus preferencias" puede elegir qué cookies permitir. Solo las cookies esenciales son necesarias para el correcto funcionamiento de nuestro sitio web y no pueden ser rechazadas
Nuestro sitio web almacena cuatro tipos de cookies. En cualquier momento puede elegir qué cookies acepta y cuáles rechaza. Puede obtener más información sobre qué son las cookies y qué tipos de cookies almacenamos en nuestra Política de cookies.
son necesarios por razones técnicas. Sin ellos, es posible que este sitio web no funcione correctamente.
son necesarios para una funcionalidad específica en el sitio web. Sin ellos, algunas funciones pueden estar deshabilitadas.
nos permite analizar el uso del sitio web y mejorar la experiencia del visitante
permítanos personalizar su experiencia y enviarle contenido y ofertas relevantes, en este sitio web y en otros sitios web