ESPECIAL COMUNIDAD DE MADRID

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El variado tapiz vegetal madrileño

Pág. 1 - SALUDO

Pág. 6 - MEDIO FÍSICO Y SOCIAL

Pág. 30 - MEDIO NATURAL

Pág. 94 - EVALUACIÓN AMBIENTAL

Pág. 122 - MEDIO FORESTAL

Pág. 194 - MEDIO NATURAL URBANO

Pág. 250 - ESPACIOS PROTEGIDOS

Pág. 338 - ESPECIES PROTEGIDAS

Pág. 394 - DEFENSA DEL MONTE

Pág. 408 - APROVECHAMIENTOS FORESTALES

Pág. 432 - NATURALEZA Y OCIO

Pág. 454 - INVESTIGACIÓN

Pág. 494 - FORMACIÓN FORESTAL

Aunque en principio un territorio tan intervenido como el de la Comunidad de Madrid no ofrece demasiadas expectativas en lo referente a su patrimonio vegetal, veremos a lo largo de este artículo que esta primera impresión no se corresponde con la realidad, sino que bien al contrario, el madrileño representa un espacio de indiscutible valor botánico.

El ámbito al que nos referimos se encuentra en el centro de la Península Ibérica y se compone de dos grandes dominios: el sistema Central, con sus elevaciones de relieve irregular, y la depresión del Tajo, caracterizada por su relieve topográfico levemente  accidentado, formado por campiñas, páramos y valles fluviales. Ambos reúnen una nutrida variedad climática, litológica y geomorfológica que, junto a su devenir histórico y la diversidad de usos que el ser humano ha utilizado en los diferentes ambientes,  determinan una insospechada riqueza vegetal sobre un paisaje muy fragmentado. Así, se puede decir que los ecosistemas mediterráneos en Madrid carecen de la espectacularidad que muestran en otros lugares de España, pero en cambio se encuentran ampliamente representados, apareciendo en mayor o menor medida un poco de todo. 

Entre los puntos más altos de la sierra de Guadarrama y las cotas más bajas de la campiña hay un desnivel de 2.000 metros que da lugar a acusados gradientes térmicos y pluviométricos; en definitiva, a una serie de climas locales bien diferenciados que van desde los mediterráneos semiáridos de algunas localidades del sur a los relativamente húmedos, pero también de carácter mediterráneo, de la sierra. 

En cuanto al sustrato, es interesante advertir la prolongada historia geológica que ofrece el territorio, con una representación más o menos frecuente de registros de todas las eras geológicas y con la consiguiente influencia de este aspecto en las condiciones litológicas y edafológicas del mismo.

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